11 abril 2007

Keine Lust

El idioma perfecto. La técnica necesaria. La furia, descontrolada. Sin compasión. Sin respiro. Abanderados de la transgresión. Poderosos y salvajes. Amados y odiados por igual. Por supuesto, se trata de Rammstein.

Con un balance entre fuerza e intensidad casi inigualable dentro del metal, a los alemanes y a su música se les puede acusar de muchas cosas: de estrafalarios, de caricaturas de sí mismos, de componer letras ridículas,… y probablemente todo ello sea cierto. Pero también hay que reconocerles méritos innegables: son capaces de transmitir una energía sin límites, a base de ritmos frenéticos, sintetizadores efectistas y una potente distorsión. Con composiciones simples pero tremendamente efectivas consiguen elevar las pulsaciones del oyente hasta superar los límites soportables; beben de una fuerte influencia del sonido de los ochenta en general y de Depeche Mode en particular, sobre todo en sus dos primeros álbumes, Herzeleid y Sehnsucht, ambos magníficos. El idioma alemán dota a sus letras de un sonido agresivo y extremo, algo que casa a la perfección con su estilo, aunque la lírica sea en general bastante mediocre. Esto es algo que en su último trabajo, Rosenrot, mejoraron considerablemente, si exceptuamos la grotesca Te quiero puta, cantada íntegramente en español latinoamericano.


Han sido acusados en numerosas ocasiones de alentar la ideología neonazi, debido a la entonación del cantante Lindemann de la erre palatar, impropia del alemán típico y típico del sur, de donde procedía Hitler, y además debido a la presentación de este vídeo clip, una versión de Stripped de Depeche Mode, elaborado con imágenes del video promocional de las olimpiadas de Berlín 1936, que fue producido por el aparato de propaganda nazi. Rammstein ha salido al paso en numerosas ocasiones negando cualquier tipo de implicación política, y mucho menos nazi, en su música y sus vídeos. En realidad, el vídeo puede entenderse como una crítica contundente a la hipocresía de la sociedad actual; lo que queda claro es que Rammstein no son, en ningún caso, amantes de lo políticamente correcto. Esto no implica que haya una gran cantidad de neonazis entre sus seguidores, muy a pesar del grupo, que ha prohibido tajantemente en sus actuaciones cualquier tipo de simbología nazi por parte del público.

Sus actuaciones en directo suelen ser todo un espectáculo, y sus videoclips no tienen desperdicio. Es imposible mantenerse impasible ante semejante grupo. Y es que, tal y como apuntó con gran acierto cierto comentarista anónimo de YouTube, “nobody rocks so hard”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Reconozco que ya no los escucho, pero en su momento me gustaron, tengo algunos discos perdidos entre pilas y pilas, pero ya no entran dentro de mis preferencias. Pero no reniego de ello.