Es la hora de cenar… ¡y vamos a llegar tarde a los Pixies! Muchas prisas, muchísima gente, mucho calor, mucho agobio… tras 3 canciones, el concierto se detiene. Problemas en las primeras filas, una avalancha. Tras media hora de parón, el concierto sigue, sin ganas, sin chicha, con los grandes temas metidos con calzador. Me decepcionan notablemente. Eso sí, el gustito de escuchar seguidas Where is my mind, Here comes your man y Debaser no me lo quita nadie.
Empiezan Echo & The Bunnymen, sin interés para nosotros, por lo que procedemos a una parada etílica. Llegamos para el plato fuerte… ¡The Strokes! Un concierto genial, con mucha habilidad, pero muy breve, no más de 50 minutos. Grandes momentos con Is this It y Last Nite. Quizás nos faltó verlo más de cerca, vivirlo un poco más, es posible, pero la sensación, aun siendo muy buena, me deja un poco frío…
Nos vamos un ratito a la carpa Vodaphone, a escuchar un poquito de música enlatada, pero muy bien elegida. Volvemos para ver terminar a Manta Ray.
Y ahora, empieza la noche electrónica, con Ellen Alien & Apparat. Los alemanes emocionan con la sesión, con un techno potente pero también melodioso, y la diversión es total, disfruto como un enano. Después viene EL PERSONAJE de la jornada: Namosh, un tipo con sombrero mafioso y en calzoncillos “marianos” pegando botes por el escenario mientras Le Hammond Inferno, también alemanes, pinchan un electro bastante curioso… Las horas caen una tras otra sin darme cuenta, y tras un buen rato contemplando el espectáculo, nos dirigimos al escenario electrónico para ver a Green Velvet. “Mezcla de funky con techno”, dice el programa del festival… ¿Dónde coño está el funky? Es una tralla bestial, para dejarte exhausto, pero tiene su puntito divertido… Aguantamos hasta el final, y empieza Michael Mayer, y en la otra carpa Nathan Fake, pero yo ya estoy finiquitado… me retiro pasadas las seis y media, y caigo en la tienda como un saco de patatas.
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