A principios de 1987, la música House empezó a irrumpir lentamente en Manchester. Nacido en Chicago, el House es la prolongación de la música disco y el funk, pero con un sonido más duro y sin estructura lógica, al menos durante los primeros años de su desarrollo. Mientras la música Disco proponía canciones de larga duración construidas siguiendo el esquema de estrofa y estribillo, la música House era generalmente instrumental, purgada de todos los ornamentos disco, las filigranas de violines y coros; sólo quedaba la pulsación rítmica. […] Un poco más tarde vino un DJ de Detroit para pinchar en Manchester: Derrick May, uno de los creadores de un nuevo sonido bautizado como “Techno”, una música más dura, futurista y melancólica que el House. Derrick se había ganado por entonces una reputación de mago de los platos. Su creatividad y energía fueron reveladoras para mí. Meses más tarde se convertiría en una de las figuras carismáticas del Techno a través de su sello, Transmat, y llegaría a propulsar el género con un solo tema, el ahora clásico Strings of life. Derrick May había venido para pinchar en el Legends, un minúsculo club de Manchester. Se podía ver al joven DJ bailar y dar saltos detrás de los platos mientras la clientela, principalmente jamaicana, imponía el Jackin’ en la pista de baile. […] Hasta los primeros meses de 1988 la música House y el Techno aún eran una rareza para el grueso del público blanco. Pero en cuanto ese público manifestó su interés por el House, lo hizo a lo grande. Fue un auténtico ciclón que le debió mucho a otro motor, esta vez psicotrópico. la llegada masiva del Éxtasis a Inglaterra. […] El éxtasis lo barrió todo a su paso. Su llegada a Manchester fue sonada y derribó todas las barreras sociales. A pesar de que Manchester arrastraba desde los orígenes una mala reputación de ciudad violenta, aquella droga hizo que varios miles de personas, ya fuera dentro de los muros de The Haçienda como en plena campiña inglesa, vivieran una experiencia colectiva cuyo llega eco aún hasta nuestros días como ejemplo de una rara cosecha… de magia, unidad y energía.
Laurent Garnier, en su libro “Eletroshock”
Laurent Garnieres uno de los más reputados DJ’s que impulsó y dio la forma definitiva al House en Europa. A mediados de los noventa, aparecen los londinenses Faithless con su obra Reverence, y contribuyen de manera esencial al apogeo del House. En Reverence se encuentran dos himnos fundamentales, Imsomnia y Salva Mea. Escucha esta última aquí.
Lanzamientos (posiblemente) interesantes de las últimas, o próximas, semanas:
Ellen Allien: The other side: Berlin. Una selección exquisita y esencial para conocer la escena berlinesa, la gran superpotencia europea del techno, con el permiso de Londres, realizada por una de sus mejores artistas. El primer corte les sonará mucho a los fans de Bowie…
Air: Pocket Symphony. Los franceses parecen sobreponerse por fin a su borrachera de éxito conseguida con Moon Safari y firman un álbum maduro y notable.
Arcade Fire: Neon Bible. Después del terremoto provocado por su estupendo debut en 2004, Funeral, y de la gran fama cosechada, entre otras cosas, por ser teloneros de U2, los canadienses vuelven con su mezcla indie-Bowie-experimental… De nuevo, críticas excelentes para un disco basado en la obra “maldita” de John Kennedy Toole, The Neon Bible, aquí conocido como La conjura de los necios. El libro es genial; el disco…todavía no lo he escuchado.
The Fratellis: Costello Music. Divertidos y fiesteros, estos escoceses no pretenden ser tomados en serio, pero deberían serlo. Con un nombre inspirado en la película The Goonies, de Spielberg, éste es su disco de debut. Me recuerdan tremendamente a Supergrass. Gracias Bore.
The Good, the Bad & the Queen: The Good, the Bad & the Queen. Tras el fallido segundo álbum de Gorillaz, Damon Albarn vuelve a la carga, con un acompañamiento de lujo (¿os suenan The Verve y The Clash?) y con un nuevo proyecto, más melancólico y “adulto”, más parecido a Mogwai que a Blur. Como la gran mayoría del rock adulto, me parece muy profesional, pero también absolutamente insulso. Exactamente lo contrario que The Fratellis. Definitivamente, TBT, no coincidimos en gustos…
I’m from Barcelona: Let me introduce my friends. No son de Barcelona; son suecos. Y son..¡veintinueve! Y son muy popitos. Y muy frikis. Y son “la mejor banda sueca de veintinueve miembros de todos los tiempos”, eso sin duda.
Kaiser Chiefs: Yours truly, angry Mob. Con este segundo disco pretenden confirmar la calidad y espíritu rockero que nos mostraron en Employment. Lo tengo en lista de espera…
LCD Soundsystem: Sound of Silver. Su mezcla de electrónica y rock convence a algunos, por original, y decepciona a otros, por sus ramalazos de sonido cutre (aunque no tanto como Dover, nada que ver). Conmigo funciona, a ratos.
Tracey Thorn: Out of the woods. La mamá de Everything but the Girl y colaboradora habitual de Massive Attack en sus buenos tiempos vuelve después de un largo silencio ofreciendo lo que mejor sabe hacer: delicioso sonido dance de sofá.
‘Anna es fan de Simple Minds’, confiesa Dick […] ‘Eeeh…vale’ Me he quedado sin palabras. En nuestro universo, es algo absolutamente sorprendente: Nosotros odiamos a Simple Minds: son el número uno de nuestra lista de “los 5 primeros músicos o bandas musicales que tendrán que ser fusilados cuando estalle la verdadera revolución musical”. Michael Bolton, U2, Bryan Adams y…¡oh sorpresa!, Genesis, son los cuatro que les siguen. Barry también quería asesinar a los Beatles, pero tuve que recordarle que hace tiempo que esto lo había hecho ya alguien…
High Fidelity, de Nick Hornby, es un libro estupendo, que trata de amor, amistad, música y ...listas, muchas listas… Si te gustó la película, el libro es aún mejor. Por cierto, Barry tiene una idea muy próxima a la mía respecto a Belle & Sebastian:
I’ve spent nearly thirty years listening to people singing about broken hearts, and has it helped me any? Has it fucked.
Ayer te vi. Te vi, entre el humo rojizo, entre la melancolía que nos invadía, entre la tristeza que nos desbordaba. A través del sudor, del calor de la respiración entrecortada, a través de ventanas empañadas. Por encima del sonido de un violín, de un acordeón ahogado sin piedad por guitarras distorsionadas, de un órgano eléctrico que insistía con aullidos fantasmales. Durante la canción más triste del mundo, te vi, con el pelo enmarañado y los ojos muy abiertos, te vi todo el rato y tu imagen se grabó para siempre en mi alma.
Lo mejor de la gala de los Oscar de este año no ha sido el triunfo de la fabulosa The Departed, ni tampoco la magia del sorprendente Laberinto del Fauno. El premio más merecido de los últimos años ha sido el honorífico. Ennio Morricone, y sus inolvidables melodías de cine, obtienen por fin su reconocimiento. Gracias, maestro:
Y gracias a la Iglesia Retro por recordarme tan buenos momentos.
Que Nine Inch Nails es un grupo de culto no lo puede discutir nadie. Ahora sé que en directo son poderosos y efectivos. Se vio en Razzmatazz, en una escenografía modesta, a Trent Reznor, con pelo corto y bastante pasadito de peso, extremadamente motivado frente a un público fiel, respetuoso con el show y completamente entregado tras comprobar el buen hacer del de Pennsilvania. Se desata la locura con Terrible Lie, Closer y Wish. Reznor contagia su energía al público con una salvaje March of the pigs, mientras su guitarra, enloquecido durante todo el concierto, salta al público. Silencio y sentimiento en los cortes a piano Something I can never have y la instrumental The Frail, que enlaza con una furiosa The Wretched. Todos desgañitados con Only (There is only me!) y un final de infarto con The hand that feeds y Head like a hole. Tras hora y media, se despiden, dejándonos en estado de éxtasis. Y es que ante tanta calidad, se perdona la corta duración. Un lástima no haber llegado antes para haber disfrutado más de The Po! Po!’s, sus teloneros paisanos. La foto de arriba no es de este concierto, pero podría serlo perfectamente.
Actualizado: NIN estrena en su web dos canciones de su nuevo álbum, Year Zero, que aparecerá en Abril. Se trata de Survivalism y Violent Heart. Las puedes escuchar aquí.
Frank Zappa no era un genio por su gran habilidad como guitarrista; ni tampoco por ser un gran poeta. Ni mucho menos gracias a su estilista. Frank Zappa era un genio porque hacía las preguntas apropiadas:
What is the ugliest part of your body? Some say your nose some say your toe but I think it's your mind
Rock marciano para tus orejas...¿te lo has preguntado alguna vez? Probablemente no. Eso es porque no eres un genio; pero no te apures, es lo normal.
Si fuera pedante diría que sólo hay que saber encontrar los senderos privilegados; como no lo soy digo calles vacías. Si fuera devoto creería en la existencia de un oasis de cómplice silencio en la inmensidad de una gran urbe; como no lo soy digo noche cerrada. Si fuera capitalista afirmaría lo imperativo de buscar en el Elíseo de la civilización, pero como no lo soy digo barrio residencial, y si fuera pesimista lo supondría separada de lo terrenal por treinta metros de grava y alquitrán; como no lo soy digo gran avenida. Allí, rodeando templos que, si fuera artista, serían de perfecta simetría, pero como no lo soy digo iglesias de planta circular. Allí, donde si fuera paranoico me acecharían depredadores de amarillo y negro y codiciosos ojos verdes, pero como no lo soy digo taxistas aburridos. Caminando mientras la sangre se ralentiza en las arterias anestesiadas por el frío, si fuera victimista pensaría en lo amargo de una existencia esclava y efímera; como no lo soy digo lo inevitable.
Tras tres años de gira con innumerables conciertos, uno de ellos de los que no se olvidan en el festival de Woodstock 94,
Metallica se mete en el estudio para publicar el disco Load en 1996. Se trataba en principio de un álbum doble, pero prefirieron seccionarlo en dos. Su sonido había seguido evolucionando, esta vez junto con su estética, todos con el pelo corto; pero es posible que la evolución los llevara demasiado lejos; pierden el brillo, no se consigue encontrar la magia que los había llevado hasta allí, la velocidad desaparece por completo; dejan de ser el gran exponente del Heavy para convertirse en un grupo más de Hard Rock. A pesar de introducir innovaciones interesantes en su técnica, como el uso de la técnica Slide Guitar o Bottleneck Guitar (“cuello de botella” en traducción literal), y de seguir teniendo a Hammet inspirado en los solos de guitarra, el disco, aun siendo un estupendo trabajo en su estilo, sin duda, no es ni mucho menos brillante. Los mejores momentos se resumen en The Outlaw Torn, Bleeding Me, King Nothing y Thorn Within. Aparecen también algunas canciones que pretenden alcanzar al gran público, como Until it Sleeps, Mama Said y Hero of the Day (esta última bastante bochornosa), y de hecho se convierten en los sencillos del disco. Puede imaginarse que todo esto hizo tirarse de los pelos a la mayoría de los incondicionales del grupo, aunque también le proporcionó a Metallica una legión renovada de seguidores adolescentes. Al año siguiente aparece la continuación de Load, el llamado Reload. Esto sí que son los restos del naufragio: el disco es lento, aburridísimo…de lo poco que se salva hay que destacar Fuel, una estupenda canción que lo abre y que no hace presagiar el terrible desastre que se avecina después, Unforgiven II, una buena balada pero algo facilona (para ellos, se entiende), con bastante tufillo comercial, y Low Man’s Lyric, otra elaborada balada con la inclusión de un violín. También colabora Marianne Faithful en una regular Memory Remains. El resto del disco es de muy difícil digestión y de poca calidad. El grupo comienza su caída libre. Aparece en 1998 un segundo disco de versiones, Garage Inc., en donde se incluye el anterior Garage Days Revisited. Poca cosa se puede rascar para el público, pero ellos obtienen unos beneficios considerables. En 1999 aparece S&M, un disco recopilatorio con la Filarmónica de San Francisco que (con una nueva canción bastante aceptable llamada No Leaf Clover y otra horrible, Minus Human) que debe de ser uno de los discos de grandes éxitos con más ventas de los últimos años. Para acabar de enterrarse a sí mismos, se meten en una imposible batalla contra Napster, uno de los primeros programas de compartición de música por internet, que consiguen finalmente neutralizar, y de paso, cabrear a los fans hasta límites insospechados y obtener unos índices de impopularidad espléndidos. Años después abandonarían las acciones legales emprendidas, comprendiendo que les habían proporcionado mucho más mal que bien. Pero antes de ello Metallica estuvo a punto de su desintegración. El bajista Newsted, harto de la discriminación sufrida por sus composiciones y por desgaste físico, abandona el grupo en enero de 2001, y en julio de ese mismo año Hetfield tiene que ser ingresado en una clínica de desintoxicación de alcoholemia. Hammet y Ulrich consideran seriamente el fin del grupo, pero la vuelta a los pocos meses de Hetfield, aunque entre algodones, les permite continuar. La decadencia del conjunto es más que evidente en este punto. Tras un largo proceso de selección, Robert Trujillo, ex bajista de Suicidal Tendencies, entra a formar parte del grupo. El pasado en grupos de estilo hardcore de Trujillo se nota bastante en el último disco original hasta la fecha de Metallica, St. Anger, que sale a la luz en 2003. De nuevo existe una evolución, más dirigida hacia el metal moderno americano. Con un sonido muy sucio, sin filigranas de ningún tipo, y letras extremadamente agresivas (I want my anger not to control/I want my anger to be me/ I want to set my anger free), el disco parece más bien un mecanismo de autoliberación y de desahogo ante los convulsos años acontecidos desde Reload. De calidad justita, la canción St. Anger es lo más (lo poco) destacable. El disco se complementa al año siguiente con la publicación del DVD Some Kind of Monster, en donde cada miembro del grupo, y entre ellos también encontramos a Newsted y a Dave Mustaine, miembro fundador, parece ponerse delante del espejo y sincerarse ante sí mismo y ante sus compañeros. Definitivamente, es mucho más valioso este DVD para comprender la historia del grupo que el disco anterior.
A pesar de semejante penitencia, el grupo sigue sonando indudablemente bien en directo, y es así, en directo, como presentaron en Berlín y Tokio dos nuevos temas que formarán parte del nuevo álbum que Metallica prepara para finales del 2007. Una noticia que a los grandes admiradores de uno de los grupos más importantes de la escena Heavy de los últimos 20 años, si no el que más, nos hace preguntarnos si realmente merece la pena, si hay que esperar algo bueno de un grupo que lo fue todo y que debería haberse disuelto por lo menos hace diez años.
A finales de octubre de 1986, el vacío de Burton es ocupado por Jason Newsted y se graba un disco recopilatorio, Garage Days revisited, a modo de test para el nuevo bajista. Un año después aparece …And justice for all. Se trata de un trabajo con una estructura, de nuevo, similar a Master of puppets y Ride the lightning. La ausencia de Burton se nota clarísimamente, pues el bajo se encuentra completamente absorbido por el resto de instrumentos. Supuestamente esto es debido a la ausencia de Newsted en las sesiones de mezcla definitivas o quizás porque las líneas de bajo copiaban las de la guitarra rítmica, aunque las malas lenguas hablan de una declaración de intenciones sobre el nuevo bajista, algo que él mismo siempre negó. Independientemente de la marginación del bajo, se trata de un disco exageradamente complejo, letras políticas y angustiosas, con canciones más largas, riffs más complejos y variados, solos retorcidos y virtuosos, y una batería muy poderosa y más aguda. Para potenciar las altas frecuencias del bombo, Ulrich pegaba sobre él una moneda de 50 céntimos. En el disco se encuentra una espectacular One, uno de los grandes himnos del Metal de todos los tiempos, que además formó parte de la película “Johnny cogió su fusil” y supuso el primer videoclip de la banda, algo que le granjeó algunas críticas, pues el grupo se había mantenido contrario a ellos hasta ese momento; la densísima Harvester of sorrow parece referirse al alcoholismo del padre de Hetfield; sobre la canción de título ...And Justice for all, Hammet comentó, refiriéndose a su extrema dificultad:
“Un día, tras bajarnos del escenario de tocar ‘Justice’, uno de nosotros dijo ‘no vamos a tocar esta puta canción ni una sola vez más’”
Dyer’s Eve también les suponía dificultades colosales y tardó mucho en ser tocada en directo, hasta el 2004; la instrumental To Live is to die es un nuevo tributo a Burton, con algunos de los riffs compuestos por él antes del accidente, y con un pequeño poema salido también de sus manos. En conjunto, una nueva obra de referencia indiscutible, de la que Hammet sale coronado como uno de los grandes guitarristas del momento.
Tres años más tarde, tras un interminable proceso de producción conjunto con Bob Rock, aparece el disco homónimo de Metallica, que fue bautizado por sus fans como Black Album. El grupo ha cambiado de estilo: la longitud de las canciones es mucho menor, la velocidad se reduce considerablemente: la única reminiscencia thrash es el último corte, The struggle within, que de hecho parece completamente fuera de lugar; también desparece el corte instrumental. A pesar de ello, sigue siendo Metallica. Riffs muy acertados y elaborados, solos de guitarra para lucimiento de Hammet, letras más personales y atmósferas más densas construyen el álbum más vendido de toda la discografía de Metallica. Dos estupendas baladas, con un sonido más comercial, contribuyen decisivamente a ello: The unforgiven y Nothing else matters. Hay canciones que se convierten en clásicos del grupo, como Enter Sandman o Sad but true. También experimentan con nuevos instrumentos: en la intro de Wherever I may roamHetfield utiliza un sitar eléctrico. Newsted cobra más protagonismo con el bajo, y compone una genial My friend of misery. Tanto el proceso de grabación como la gira posterior al lanzamiento se recogen en “A year & a half in the life of Metallica”, un interesante documental en donde se puede observar el perfeccionismo del grupo, tanto en las grabaciones como en los conciertos, junto con las continuas disputas entre ellos y con Bob Rock. También se puede ver el accidente en el escenario de Hetfield con la pirotecnia, que le produjo quemaduras de segundo y tercer grado en el brazo izquierdo y provocó que no pudiera tocar la guitarra durante parte de la gira, siendo sustituido por John Marshall, aunque siguiera cantando. Son los mejores momentos: el disco catapulta hasta lo más alto al grupo, no sólo en ventas y popularidad, sino también como una demostración de lo que una renovación de sonido debe significar en un grupo de éxito. Metallica rebasa las barreras del Heavy y se convierte en un fenómeno de masas.
Hay algunos grupos o artistas que se pierden en el olvido (afortunadamente) tras unos pocos momentos de gloria. Otros, sin embargo, consiguen poco a poco, y por méritos propios, adentrarse y formar parte de la historia de la música y alcanzan el éxito. Pero existen los que, con su obra, dictan el camino por donde la música fluirá. Metallica es uno de esos conjuntos.
Cuando Kill ‘em allirrumpe en 1983 en las emisoras californianas, nadie podía creer que semejante disco hubiera sido publicado por cinco chavales de entre 19 y 21 años. Supone el nacimiento del Thrash, una manera completamente distinta de entender el Heavy Metal, algo que ya tímidamente habían apuntado Diamond Head y Motörhead, pero que Metallica concreta con maestría. No más rimbombancia, no más glamour. Un sonido -y unas letras- callejero y visceral que desatasca el mercado del Metal de manera definitiva. James Hetfield, Lars Ulrich, Cliff Burton, Dave Mustaine en un principio(antes de la salida del disco sería expulsado y formaría Megadeath), y Kirk Hammet muestran una gran habilidad pese a su juventud, elaborando canciones furiosas, multiestructuradas, de gran dificultad técnica, y con una velocidad diabólica.
Apenas un año después aparece el segundo largo del grupo, Ride the lightning. Todo grupo con un comienzo espectacular necesita continuidad en su segundo trabajo para ser considerado algo más que un simple pelotazo. Y este disco supone la consagración. Con un sonido más variado y progresivo, el disco posee una estructura que luego se repetirá: canciones de ritmo frenético junto con algunas lentas, densas como el plomo, y la primera de las archifamosas baladas de Hetfield, Fade to black, una de las grandes canciones de Metallica y del género, y por la que ya desde los sectores más puristas comienzan a recibir absurdas acusaciones de “haberse vendido”. Además, también incluyen su primera canción instrumental, The call of Ktulu. Su pericia comienza a alcanzar fama: sorprende la impresionante calidad de Hetfield, no como letrista y vocal, sino como guitarra rítmica; da la sensación de que podría ser guitarra solista de cualquier otro grupo sin la más mínima dificultad, ¡y encima canta!: éste es uno de los secretos del éxito de Metallica, aparte de la tremenda visión compositora de Burton, y en realidad de todo el grupo, la originalidad de Ulrich en la batería, con sorprendentes e inesperados redobles que crearán escuela, y la velocidad en los trastes de Hammet, aventajado alumno de Satriani, dominando a la perfección el tapping. Pero, aunque parezca mentira, lo mejor estaba por llegar.
Master of Puppets, publicado en 1986 por Elektra Records, es la obra cumbre, no solo de Metallica, sino indudablemente del thrash y posiblemente de todo el Metal. Steve Huey escribe: ”algunos críticos consideran Master of Puppets el mejor álbum de Heavy Metal jamás grabado; si no lo es, ciertamente se queda muy cerca”. Hay muchos motivos para decir esto. Ocho, en concreto: cada uno de los temas, en donde ninguno flaquea, con una técnica más depurada todavía, si cabe. Mejoran lo poco mejorable de sus anteriores trabajos, especialmente las letras, profundamente sentimentales, en donde tratan temas como la fragilidad, debilidad y bajeza de todo cuanto les rodea y de lo que forman parte. Comienza con una acelerada Battery para luego atacar con Master of Puppets, dos maravillas completamente inalcanzables para el resto de la escena Heavy. La enfermiza Welcome home (sanitarium) nos revela los monstruos que Goya ya nos había sugerido. Damage Inc. desata toda la frustración ante el sentimiento de indefensión. Y Orion. Burton, principalmente, Hetfield y Ulrich se sacan de la chistera una canción instrumental que convierte a Metallica en casi leyenda. Una base de bajo espectacular y una batería progresiva subyacen durante ocho minutos y medio de absoluta catarsis, en donde pueden llegar a oírse tres líneas de guitarras y un bajo solista simultáneos, con múltiples cambios de métrica a lo largo del corte, además de 3 solos de guitarra perfeccionados con una maestría incomparable por Hammet y Hetfield y un solo de bajo distorsionado que Burton se encarga de hacer sonar como si fuera de guitarra.
Un accidente del autobús de la gira europea, en Suecia, poco después de la salida de Master of Puppets, mutila trágicamente al grupo. Cliff Burton muere en el accidente y la música se queda huérfana de uno de los mejores compositores y bajistas de la época. La tristeza y desolación entre sus compañeros es total. Orion se convierte en el canto del cisne de Burton: Melodía lúgubre de su funeral, el grupo, tras decidir continuar porque consideran que así hubiera sido el deseo del difunto, no volverá a tocarla en directo completamente, hasta el vigésimo aniversario del disco, el año pasado.
Primal Scream se había propuesto un disco de rock. Y hacen un trabajo que se convierte en referencia. Pero ellos ya están acostumbrados. En Riot City Blues, no hay demasiado blues, pero sí mucho sonido de ciudad y una vuelta a las raíces del rock para redefinir el estilo indie. Han “apagado el ordenador y cogido de nuevo las guitarras”: energía pura. Primal Scream estuvo de parto el septiembre pasado. Y les salió una niña preciosa, casi tanto como Screamadelica y XTRMNTR. Y es que el que tiene, retiene. Y unos pocos nunca dejan de tener.