24 junio 2008

Radiohead: Barcelona (12-06-08)

Supuestamente se trataba de un festival, una pantomina denominada Daydream, pero en el recinto del Forum todo el mundo tenía muy claro a lo que había venido, y quedó demostrado en cuanto entraron en escena los de Oxford, con Thom Yorke a la cabeza, embutido en unos horribles pantalones rojos.

Este concierto me llevó a varias conclusiones: primero, que In rainbows es un disco correcto, con tres o cuatro canciones estupendas, y el resto completamente prescindibles. Segundo, que los cortes de Kid A y Amnesiac funcionan infinitamente mejor en directo que en los altavoces de casa. Tercero, que Hail to the Thief es un trabajo magnífico, algo que, por otro lado, ya tenía bastante claro. Y cuarto, que estos tipos tienen tan poco carisma como aparentan. Pero son unos músicos excepcionales.



Con una escenografía correcta, que me recordó a la que utiliza R.E.M., el concierto comenzó muy flojito, con tres cortes consecutivos de In rainbows (15 steps, Bodysnatchers y All I need), que me hicieron presagiar una noche insulsa; por suerte, nada más lejos de la realidad. Airbag nos sacó del letargo en el que nos dejó el piano de All I need, para comenzar una escalada que nos llevaría hasta nuestros más húmedos deseos; me resulta imposible reproducir fielmente el orden en que sonaron el resto de temas, probablemente debido al estado mental al que fui transportado. Comenzaron a trufar su actuación con grandes momentos; el piano comenzó a ser sinónimo de emoción con Videotape, para mí uno de los pequeños tesoros de su último trabajo; sonó Piramid Song, sonó Optimistic, y el delirio se alcanzó con una fabulosa versión en directo de The Gloaming y con There There, que probablemente fue lo mejor de la noche; nos contagiaba de energía Thom con sus epilépticos movimientos, sin necesidad de dirigirnos la palabra. Weird fishes y Reckoner mantuvieron el alto nivel. Sonó una atmosférica y sensacional Everything in its right place, otro de mis momentos preferidos. Faust Arp y House of Cards pasaron algo desapercibidas, aunque entraron en el momento adecuado para relajar nuestros corazones, y una apasionada Lucky dejó maltrechas nuestras cuerdas vocales. Volvieron a su etapa más electrónica con Idioteque y The National Anthem, y el momento álgido de In rainbows, Jigsaw falling into place, hizo justicia a su calidad. You and whose army, tras el primer descansillo, mostró sus virtudes ocultas en la versión de estudio. Cuando la espectacular Paranoid Android comenzó, al público ya no le quedaban manos para aplaudir. The bends quedó como una de las escasas concesiones a sus dos primeros trabajos, y cuando cerraron su actuación con Planet Telex, nos sorprendimos de llevar más de dos horas de concierto. Dos horas y diez minutos, en concreto. Una longitud más que aceptable.


A pesar de que se guardaron en el zurrón una cantidad ingente de temas fabulosos (Fade Out, Myxomatosis, Karma Police, High and dry, Exit music, Where I end and you begin,…), a pesar del impersonal recinto y de una acústica bastante mejorable, y a pesar de su escasísima, por no decir inexistente interacción con el público (les costó un buen rato decir siquiera un escueto “Hello”), el concierto me pareció estupendo, técnicamente impecable.

Personalmente, me saqué una espina que tenía clavada desde hace tiempo. La próxima oportunidad, quizás en Julio, quizás en Berlín, dependiendo del precio de la reventa. Merece la pena volver a pagar por el mismo show.

1 comentario:

Espiga de Trigo dijo...

Hey, sergio!
Gracias por el comentario que pusiste en mi blog. Fuiste uno de los pocos que acertaron.

Y sobre el concierto, ohh, si hubiera estado allí, hubiera ido. De eso no tengo la más mínima duda.
Un bes,