28 noviembre 2006

La La La

La inciativa La La La. Parece que la idea original proviene de aquí.


23 noviembre 2006

Alucinaciones

Choose life. Choose a job. Choose a career. Choose a family. Choose a fucking big television, choose washing machines, cars, compact disc players, and electrical tin openers. Choose good health, low cholesterol and dental insurance. Choose fixed- interest mortgage repayments. Choose a starter home. Choose your friends. Choose leisure wear and matching luggage. Choose a three piece suite on hire purchase in a range of fucking fabrics. Choose DIY and wondering who you are on a Sunday morning. Choose sitting on that couch watching mind-numbing spirit- crushing game shows, stuffing fucking junk food into your mouth. Choose rotting away at the end of it all, pishing your last in a miserable home, nothing more than an embarrassment to the selfish, fucked-up brats you have spawned to replace yourself. Choose your future. Choose life... But why would I want to do a thing like that? I chose not to choose life, I chose something else. And the reasons? There are not reasons. Who needs reasons when you have heroin?
Algunos habréis reconocido este texto como el comienzo de la fabulosa Trainspotting (en inglés) (en castellano), y de la que podría decir, una de las mejores películas europeas de los últimos 20 años, pero como no tengo ni idea de cine, prefiero ahorrarme ese comentario. No he encontrado una mejor introducción para adentrarme en la faceta más oscura del rock’n roll: las drogas. Una afición que llevó a la tumba a un inmenso número de artistas (la lista es interminable). Se pueden encontrar infinidad de canciones con alusiones a la ingestión de drogas, sus efectos, e incluso en contra de ello. Por eso, me ha apetecido recoger en este comentario algunas de las que creo más relevantes, más sorprendentes, más interesantes; no hay ningún otro propósito. Alcohol, marihuana, ácidos, setas, anfetaminas, speed, cocaína, crack, heroína,… cualquier cosa vale. Feliz viaje.
¿Y mis fuentes? No hay fuentes. ¿Quién necesita fuentes cuando tienes wikipedia?

The Beatles – Lucy in the Sky with Diamonds
La archifamosa canción más controvertida de los grandes entre los grandes. Todos los miembros de los Beatles han negado sin cesar los rumores de las alusiones a las drogas en sus canciones, además de negar su consumo. En este tema hablan de “cielos de mermelada”, “flores de celofán”, “taxis de periódicos”, o “porteros de plastilina con corbatas de cristal”. Pero hay mucho más escondido: El título encaja con el acrónimo LSD (ácido altamente alucinógeno), y Lucy es uno de los sobrenombres típicos de dicho alucinógeno. Lennon explicó el título de la canción hablando de que su hijo trajo un día un dibujo de una amiga suya del colegio, Lucy, y lo tituló “in the sky with diamonds” (aquí se puede ver). Se podrían escribir libros enteros de esta canción. Por eso es estupenda. Por eso, y por ser la primera en canción de rock en donde se utilizaban dos métricas diferentes, 3/4 para la mayor parte de la canción, y 4/4 para el estribillo.


Pink Floyd – Shine on you Crazy Diamond
El grupo escribió este tema faraónico para honrar al genial Syd Barret, miembro fundador del grupo, cuya adicción a las drogas lo llevó a abandonar el grupo, y después a la abstracción y la locura. Se trata de uno de los homenajes más sentidos de la historia del rock. “Crazy diamond” se refiere a la canción anterior, y a la adicción de Barret al LSD, entre otras drogas. La canción dura más de 30 minutos, divididos en 2 cortes del álbum Wish you were here.

The Rolling Stones – Sister Morphine
Una desgarrada balada, en donde una sobredosis acaba mandando a su protagonista al hospital suplicando por un pinchazo de morfina (“Please, Sister Morphine, turn my nightmares into dreams”) a “médicos sin cara”, para poder esperar la muerte sin dolor. Una canción escrita en su totalidad por Marianne Faithful, la gran diva de Mick Jagger, y relacionada con su adicción a la heroína, que probablemente podría ser biográfica tanto para Jagger como para Keith Richards. Se encuentra en el genial álbum Sticky Fingers, todo él repleto de alusiones, explícitas o sutiles, al consumo de drogas. Una versión alternativa sugiere que el protagonista sufre un accidente de coche en vez de una sobredosis, pero esto poca gente se lo cree.


David Bowie – Space Oddity
Esta canción posee múltiples interpretaciones. La más extendida, y la más obvia, es que está basada en 2001: a space odyssey, la novela de Arthur C. Clarke y posterior película de Kubrick. Esto es muy cierto. Pero también hay otros hechos muy ciertos: la canción es de 1969, en plena época adictiva de Bowie. El protagonista de la canción, el astronauta Major Tom, pierde contacto desde su nave espacial con el control de tierra, algo interpretado como una desconexión de la humanidad mediante la ingestión de drogas. Además, al principio de la canción Major Tom toma unas píldoras ("take your protein pills and put your helmet on") y más adelante unos versos parecen sugerir que sufre efectos alucinógenos ("and I'm floating in a most peculiar way / and the stars look very different today"). La canción puede simbolizar un “mal viaje”, del que el protagonista es incapaz de recuperarse y volver a la realidad.


The Velvet Underground – Heroin
Lou Reed es uno de los personajes más enamorados de la droga en la música moderna. A pesar de ello, aún sigue con vida, y produciendo buenos discos. Este tema es absolutamente crudo, sin ningún doble sentido, sin ninguna doble interpretación. Se trata de una canción de amor a la heroína (“she’s my wife, and she’s my life”), repleta de nihilismo absoluto hacia todo lo que le rodea (“And you can't help me now, you guys/And all you sweet girls with all your sweet talk/You can all go take a walk”), y dispuesto a afrontar todas las consecuencias (“I’m gonna try to nullify mi life […] Heroin, be the death of me […] and then I’m better off and dead”) Además, demostraba ser consecuente inyectándose dosis en algunos conciertos.



J. J. Cale / Eric Clapton – Cocaine
Una de las pocas canciones en contra del consumo de drogas. Famosísima, alcanzó la fama cuando Clapton la versionó, pues la original era de J. J. Cale, y los medios musicales de la época decidieron no buscarse problemas (pues también puede entenderse como una oda a la cocaína, algo que Clapton se encargó de desmentir más adelante, incluso refiriéndose en sus conciertos a ella como “that dirty cocaine”). Pero cuando un artista de la talla de Clapton la hizo suya, no tuvieron más opción.


The Red Hot Chili Peppers – Under the bridge
Escondida en una supuesta canción homenaje a Los Ángeles, la ciudad natal de los miembros del grupo, lo cual es cierto, se encuentran referencias muy claras a la época adictiva de Anthony Kiedis, empezando por el propio título, que se refiere a los chutes de heroína que se inyectaba bajo un puente junto con un miembro de la mafia mejicana, y en el verso (“Under the bridge downtown/Is where I drew some blood”).

En algún momento, continuará…

21 noviembre 2006

The speed of sound

La música recorre deprisa 300 kilómetros. Concretamente, tarda 14.7 minutos. Y de entre todos esos ecos veloces, se encuentran algunos interesantes. Algunos, además, tienen carta de presentación:



3 discos. El último, Máquinas románticas. Gran instrumentación y mucho sentido del humor para la gran sensación del glam rock español. Ya están aquí Circodelia, nena… cortesía de 300 kilómetros, y a partir de ahora, de los 40 principales.

13 noviembre 2006

Mostrando el interior

Al final se descubren. Muse entierra su dependencia de Radiohead y firma un álbum memorable. Ya no cuesta reconocerlos. Un disco de sonidos épicos, limpios y eléctricos, densos de instrumentación y con Bellamy desatado en su expresión sentimental, abandonando la ñoñería. Han encontrado su sitio. La joya, un videoclip hortera y de chiste para Knights of Cydonia, una canción muy seria.


08 noviembre 2006

Treinta sueños

Los treinta mejores discos políticos de la historia (según Mondosonoro). Recomiendo los cuatro primeros, el octavo y, por supuesto, el decimoctavo.

06 noviembre 2006

No mires a la luz...


Follow the city lights ha traído revuelo. El cambio de rumbo de Dover no parece haber contentado a sus fans de toda la vida. La inclusión de percusión y sonidos discotequeros se les ha atragantado. Se ha hablado de giro comercial a su música, de una traición a su estilo, de decepción, de ridículo…

Ardo en deseos de hacer unos cuantos comentarios al respecto:

Lo primero es que yo solamente conozco un disco de Dover que NO sea comercial, y es el primero, Sister; que por cierto me parece el de menor calidad, debido especialmente al inglés de Amparo, bastante patatero (por suerte, ha mejorado muchísimo en ese aspecto con los años). Y este último disco no me parece más comercial que el resto (tampoco entiendo muy bien por qué este hecho ha de hacerlo mejor o peor).
También he de decir que tampoco tengo mucho aprecio por el sonido Dover “de toda la vida”. Creo que Devil came to me es un disco realmente bueno, y bastante comercial, por cierto, pero el resto pasan sin pena ni gloria por mi reproductor… y precisamente uno de los grandes defectos que pienso que tienen es que son fotocopias los unos de los otros. Así que romper con el sonido “de toda la vida” es lo mejor que podían haber hecho, desde mi punto de vista.
Además, tampoco es para tanto: el que diga que los Dover de ahora no tienen nada que ver con los de antes, una de dos: o no ha escuchado los discos anteriores, o no ha escuchado el nuevo. Las mismas guitarras siguen siendo preferentes, la voz y las letras son similares, incluso en Shine on me o Dear McCartney tienen baladas resultonas, de esas que tan buen resultado les ha dado y que saben hacer tan bien, Salvation recuerda a Loli Jackson terriblemente, y etcétera.
El disco es de fácil y agradable escucha, y aunque suene un pelín repetitivo, desde luego tiene elementos nuevos que se agradecen, aunque sin pasarse.

Vale, hasta aquí lo bueno. Pasemos a lo malo:

Se nota que no tienen nada de soltura con la componente electrónica. En general suena correctito, pero a veces la percusión me recuerda al disco pop & dance del Blanco y negro mix
Menos de 35 minutos a 15 o a 18 euros. Calculad el precio del minuto.
Espero que algún día se den cuenta de su error y canten en castellano.
El vídeo musical de Let me out es cutre hasta decir basta. Y en este caso sí que reconozco que parece especialmente diseñado para los 40 TV. Juzgad vosotros mismos.

En resumen, creo que el disco se merece una escucha. Y en esa escucha se oye lo bueno y lo malo de Dover. El problema es que a veces lo malo supera con creces lo bueno. Que cada uno escoja con lo que se quiere quedar.

02 noviembre 2006

El tejido industrial

A pesar de tener sus orígenes en los años setenta (su nombre originario es derivado de las discográfica Industrial Records, creada por el grupo Throbbing Gristle), la explosión definitiva de la música industrial tiene dos nombres propios de la década de los ochenta: Ministry y Nine Inch Nails.

Ministry fueron pioneros en fusionar el más puro sonido punk británico y thrash americano con elementos de una floreciente música electrónica, elaborando un sonido tremendamente inaccesible, repleto de sonidos mecánicos, distorsión, bases muy electrónicas y voces de ultratumba. A destacar su disco The land of rape and Money. Su escucha es compleja, pero se puede adivinar su valentía y la gran influencia que este grupo ha tenido en diversos estilos y conjuntos posteriores, desde el hardcore al jungle, y por supuesto en el rock moderno.

Ahí es donde Nine Inch Nails toma el relevo. Utilizando la electrónica, pero con un papel algo más secundario, Trent Reznor y compañía pueden considerarse en gran medida los padres de la variedad industrial del rock, el, obviamente, rock industrial. Un verdadero grupo de culto, en donde las guitarras tienen un papel preferente, pero, a pesar de su distorsión, con un sonido limpio, con melodías diferenciadas, en ocasiones pausadas y en otras frenéticas, con una voz potente que marca el tempo de las canciones, susurrante a menudo y desgañitándose cuando hace falta. No faltan las canciones instrumentales con gran descarga emotiva, ni la crítica política despiadada. Reznor, es de hecho, un personaje polémico. Pongo como ejemplo la gala de MTV 2005, en la que pretendía actuar con una imagen de George W. Bush en las pantallas a su espalda, interpretando The hand that feeds; sin embargo, esto no gustó a los organizadores, y ante la negativa de su petición, renunció a la actuación, declarando: “aparentemente, la imagen de nuestro presidente le resulta tan ofensiva a la MTV como lo es para mí”(más aquí). Da la impresión de que todo en ello es apasionado. No hay que perderse sus discos Pretty Hate machine y The Fragile. Un grupo absolutamente imprescindible.

Otro de los gurús es, sin duda, Maynard James Keenan, o lo que es lo mismo, Tool. Si hay alguna palabra que defina este grupo es “matices”. Todas sus composiciones están repletas de ellos, cada sonido que parece azar está exactamente donde debería estar, todo está pensado. El trabajo de estudio en este conjunto es siempre soberbio. Más progresivos que NIN, aquí las guitarras son más pesadas, lentas, complejísimas, repletas de detalles. El bajo cobra mucha importancia, contundente. Maestros del palm muting, dominadores por completo del ritmo de la canción, capaces de elaborar temas de 11 minutos sin aburrir. Ænima, Lateralus y 10000 days, su trabajo de este año, son auténticas perlas. Una versión algo más descafeinada de ellos es A Perfect Circle, con Maynard también como cabeza visible.

Otros grupos de sonido industrial pueden ser Filter (¿os suenan de la banda sonora de Spawn?), Mi Life with the Thrill Kill Kult, y Queensrÿche; con un sonido más electrónico, Meat Beat Manifesto o Atari Teenage Riot (aunque estos últimos rozando el hardcore).

La variante más famosa sin ninguna duda del estilo industrial es el metal industrial. Se trata de apretar un poco más, de aumentar distorsión, fuerza, ritmo y agresividad, pero tampoco sin mucho exceso. Esto último es, precisamente, a mi modo de ver, su gran virtud: llegar al límite sin rebasarlo. Para mí es el estilo más interesante de todo el metal. Y los grupos que todo el mundo conoce son Marilyn Manson, Rammstein o Fear Factory.

El mejor disco para aproximarse a este estilo (algo que reconozco que no es fácil) es una banda sonora, The Matrix. Un estilo musical que encaja perfectamente, desde mi punto de vista, con la estética y temática de la película. Y para muestra, os dejo la canción de Rob Zombie que suena en la escena de la discoteca en la cual Neo conoce a Trinity (¿recordáis?: Follow the white rabbit…)