29 septiembre 2008

Primal Scream por la patilla

..así, como suena. Eso sí, fue como el trailer de una película, como la demo de un videojuego. Una horita, que nos dejó con ganas de más. Pero nadie nos quitará, entre otras, Swastika eyes, Movin’ on up y Country Girl, todas seguiditas.
Bravo por el BAM, cada año nos deleitan con unas estupendas veladas de la Mercé. Que siga.
Y aquí queda el primer single de Beautiful Future, que también sonó… un clip tan agradable como acostumbran:



15 septiembre 2008

Esta vez...

En algún momento entre los 10 y los 12 años me enganché irremediablemente a la que sería a partir de entonces una de mis mayores aficiones. En los inicios con algún vinilo, después con desgastados y sucios sonidos en cassettes, originales o grabados directamente de la radio (creo que aún podría encontrar entre mis cosas un cassette con la grabación de un especial de Plásticos y Decibelios acerca de Queen, que se emitió en el segundo aniversario de la muerte de Freddy Mercury), más tarde con los CDs y actualmente con los reproductores de mp3. Desde entonces he escuchado miles (y esta vez no exagero) de grupos, decenas o cientos de miles de canciones, de todos los estilos, de todas las épocas. He vivido y vivo la música con una enorme pasión (una pasión comparable a la horrible frustración que me produce el ser incapaz de generar nada mínimamente decente con un instrumento musical), y un ejemplo claro y evidente es este espacio de la red. Después de tanto tiempo y tantos sonidos almacenados, tanto material donde elegir, puedo afirmar que ha habido escasísimos casos en los que me he podido identificar como fan incondicional de un artista. Metallica es casi el único ejemplo de este tipo. Entendí su mensaje, volví tras sus pasos y comprendí su obra como un conjunto, como un auténtico legado y una referencia inexcusable. Hace diez u once años no podría haber aspirado a escribir una crítica medianamente objetiva acerca de un disco de Metallica. De hecho, ni siquiera lo habría intentado. Pero todo eso quedó atrás.

Se convirtió en pasado. Los fans de Metallica fuimos cruelmente maltratados, despreciados y apaleados; escuchamos boquiabiertos el lamentable espectáculo de Reload, tuvimos que aguantar el despreciable comportamiento de Lars Ulrich y compañía en la polémica de Napster, comprobamos atónitos sus patéticas maniobras de enriquecimiento sin límites con numerosos recopilatorios, y abandonada ya toda esperanza, nos tragamos con patatas la bazofia de St. Anger. Todo esto fue demasiado. Hasta para un fan. El divorcio se consumó irremediablemente.

Death Magnetic no es una obra maestra dentro de la discografía de Metallica; sin embargo, significa (significará) mucho para toda nuestra generación de desencantados seguidores. Esta vez no necesitaremos buscar una pequeña virtud, por insignificante que sea, revolviendo entre la basura más apestosa, esta vez no tendremos que defender lo indefendible, ni tendremos que resistirnos a aceptar lo que todo el mundo ve menos nosotros. Esta vez Metallica va en serio. Este disco posee la esencia de lo que Metallica fue en el pasado y ya será para siempre, y era un bien completamente necesario, para ellos y para nosotros. Han vuelto la velocidad y los complejos y estupendamente bien entrelazados riffs, los vertiginosos solos y el bombo poderoso. Los dos primeros cortes del álbum, That was just your life y The end of the line, tienen una fuerza y una calidad que no escuchábamos desde hace más de diez años. El primer single, The day that never comes, es una balada de enorme calidad, a medio camino entre Fade to black y One, aunque obviamente no llega al nivel de semejantes obras maestras. Cyanide, la piedra angular del álbum, se encuentra a medio camino entre el Black Album y Load. All nightmare long y Broken, beat & scarred poseen un oscuro y poderosísimo estribillo. Unforgiven III cojea ciertamente, pero posee un solo de una calidad espeluznante. Y además, vuelve el corte instrumental, la gran seña de identidad de los mejores Metallica, con Suicide & redemption. Un trabajo digno, que nos hace sentir razonablemente orgullosos y nos permite mirar de nuevo cara a cara (por fin) a uno de los mayores iconos del Metal.

Siempre habrá quien ni siquiera le dé una oportunidad a este álbum. Quienes en algún momento decidisteis que Metallica no sería capaz de hacer nada destacable, que os reiréis de la edad, el ego y el alcoholismo de Hetfield, que criticaréis despiadadamente Death Magnetic sin siquiera haberlo escuchado, solamente por provenir de los “acabados” Metallica. Bien. Estáis en vuestro derecho, por supuesto. Pero esta vez, y a la vista de este disco, yo también estoy en mi derecho (¡por fin!) de dedicaros lo siguiente, con una sonrisa de satisfacción en la cara: esta vez, que os jodan.





Acutalización: Me encanta no ser el único que piensa así.

05 septiembre 2008

Procrastinación


Tras mucho tiempo de Silencio en La Melodia, este andrajoso punki se había propuesto escribir una apasionada y profesional entrada acerca de un concierto al que asistió el pasado mes de Julio, pero entonces, descubrió que alguien, más profesional que él, había realizado el trabajo. Así que el punki encontró la excusa perfecta para seguir en silencio algunos días más.

Habría firmado cada letra de esto. Allá donde véase Madrid, léase Barcelona; allá donde menciónese Bernabeu, imagínese Camp Nou. A disfrutar: